AMERICA/PERU - "Ni siquiera entre los aborígenes de la selva es concebible que la unión de dos homosexuales sea considerada como un matrimonio y que se le confíe el cuidado de un niño… cuidado de los niños entre los aborígenes es tarea de toda la tribu, porque los niños son el futuro" afirma Mons. Juan José Larrañeta Olleta, Vicario Apostólico de Puerto Maldonado

sábado, 18 junio 2005

Puerto Maldonado (Agencia Fides) - Su Exc. Mons. Juan José Larrañeta Olleta OP, Vicario Apostólico de Puerto Maldonado y Secretario de la Conferencia Episcopal peruana, en recientes declaraciones concedidas a la Agencia Fides ha expresado su profunda pesar por cuanto está ocurriendo en España a causa de la mentalidad secularizada y relativista que ya no reconoce ningún valor absoluto y considera como válido solamente lo que produce un placer inmediato y fácil.
Mons. Larrañeta interpelado sobre el proyecto de ley del Gobierno español que quiere legalizar las uniones homosexuales y también concederles la posibilidad de adoptar un niño, ha manifestado su profunda condena de tal disposición legal, afirmando que "es una aberración que existe solamente en pueblos que se creen sumamente desarrollados". Aceptar que la unión de dos homosexuales sea considerada como un matrimonio, y mucho más que se les confíe el cuidado de un niño "es inconcebible entre los aborígenes considerados como “incultos y subdesarrollados por la selva peruana y también en las sociedades culturales de todo el mundo a lo largo de la historia de la humanidad. Entre las sociedades amazónicas, entre los grupos étnicos, el matrimonio entre homosexuales es una aberración, no sólo entre estos grupos étnicos, sino en todas las culturas de nuestra civilización. El matrimonio entre homosexuales con la adopción de hijos constituyen un verdadero atentado contra la familia."
Entre las tribus del Vicariato de Puerto Maldonado, que se encuentra en el departamento de la Madre de Dios, aislado en la selva peruana a causa de la falta de vías de comunicación, dónde las condiciones de vida son precarias a causa de los altos niveles de desnutrición, hambre y mortalidad, la gente demuestra una gran sabiduría y una moral natural. Mons. Larrañeta recuerda: "en estos más de 30 años de trabajo evangelizador entre ellos, debo afirmar que son ellos los que a veces me evangelizan, porque su sentido de acogida, de compartir, de respeto de lo sagrado, el respeto de los niños es muy grande. El amor y el cuidado que los aborígenes tienen hacia los niños se expresa sobre todo en el hecho de que no es la sola familia directa la que atiende al niño, sino que es toda la tribu la que se preocupa de que el niño crezca y se desarrolle de modo adecuado, según sus costumbres y principios. Si un niño enferma, toda la tribu se agita y se empeña para ayudarlo a restablecerse lo antes posible, porque los niños son el futuro de la tribu". (RZ) (Agencia Fides 18/6/2005, Líneas: 33 Palabras: 479)


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