EUROPA/FRANCIA - Asamblea de las OMP - El Card. Sepe en Lión: Hemos venido aquí a releer la herencia espiritual dejada a la Iglesia misionera por la venerable Pauline-Marie Jaricot. Que la humilde criatura de esta Iglesia de Lión inspire nuestro celo misionero. Nos haga disponibles y generosos para anunciar por todo el mundo el Evangelio del amor”

viernes, 6 mayo 2005

Lión (Agencia Fides) - El Card. Crescenzio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, presidió la mañana del jueves 5 de mayo la Concelebración Eucarística en la solemnidad de la Ascensión del Señor, en la Catedral de San Juan Bautista en Lión. Antes había tenido lugar la inauguración de los trabajos de restauración de la casa de Pauline Marie Jaricot (1799/1862), la joven lionesa fundadora de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe.
“Id, pues, y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). Es el mensaje que lo Resucitado confía a los Apóstoles en el momento de su despedida terrena. Es la entrega misionera que el Señor también confía a cada uno de nosotros, en la actual festividad de la Ascensión. Jesús, el misionero del Padre, vuelve a casa, pero su misión continua" dijo el Card. Sepe en la homilía. Después de haber agradecido al Card. Philippe Barbarin, Arzobispo de Lión, a los Obispos Auxiliares, a los Cardenales, Arzobispos y Obispos de otras Diócesis reunidos en Lión para la circunstancia, las Autoridades civiles, los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias procedentes de diversos Países del mundo que por primera vez, celebran su Asamblea anual fuera de Roma, el Card. Sepe comentó el sentido misionero de la solemnidad de la Ascensión.
Después de su resurrección, antes de volverle al Padre, "el Señor reúne a los discípulos en el "monte que les había indicado" que se convierte en un especie de pista de despegue para Jesús y sus discípulos. De allí el Resucitado vuelve a casa, no sin hacer primera una promesa extraordinaria: quedarse para siempre con ellos… "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta al final del mundo" (Mt 28,20). Pero también están a punto de partir los discípulos: el destino es todos los pueblos de la tierra, sin excluir a nadie. Hay un Evangelio que debe ser comunicado, la Buena Nueva por la que, a través del bautismo, se entra en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y se consigue la salvación."
El Señor hace tres peticiones precisas a los Apóstoles: "id a todas las naciones; bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñadles a guardar todo lo que Yo os he mandado". "La misión no es una opción - subrayó el Prefecto del Dicasterio Misionero -, ni una iniciativa personal, sino que es respuesta a un mandamiento preciso de Jesús. No hay categorías privilegiaran por evangelizar. La misión concierne a todo el mundo. Todos los discípulos de Cristo, ninguno excluido, están implicado en el mando de "ir", aunque con modalidades diferentes cada uno."
El Card. Sepe invitó después a "releer la herencia espiritual dejada a la Iglesia misionera por la venerable Pauline-Marie Jaricot, a quien se debe una extraordinaria intuición profética: la obra de la Propagación de la Fe". A pesar de que era la hija de un empresario adinerado, gastó todo lo que tenía a favor de las Misiones y para ayudar a los hermanos necesitados. "Que la humilde criatura de esta Iglesia de Lión inspire nuestro celo misionero - ha continuado el Cardenal -. Nos haga disponibles y generosos para anunciar por todo el mundo el Evangelio del amor" y concluyó la homilía con este deseo: "Contemplando el misterio de la Ascensión del Señor, nos conceda el Señor poder comprender cada vez con más profundidad el espíritu que animó a la venerable Paulin Maria a fundar la Obra Misionera". (S.L) (Agencia Fides 6/5/2005 - Líneas: 45 Palabras: 653)


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