VATICANO - Al inicio del Pontificado Benedicto XVI dirige a todos los creyentes de las tradiciones religiosas y a cuántos buscan con sincero corazón la Verdad, "una fuerte invitación a convertirse juntos en artífices de paz, en un recíproco compromiso de comprensión, respeto y amor"

martes, 26 abril 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Al inicio de mi Pontificado os dirijo a vosotros y a todos los creyentes de las tradiciones religiosas que representáis, como también a cuántos buscan con sincero corazón la Verdad, una fuerte invitación a convertirse juntos en artífices de paz, en un recíproco compromiso de comprensión, respeto y amor". Es la exhortación que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los Representantes de las Iglesias y a las Comunidades Cristianas y de otras Religiones no Cristianas, reunidas en Roma por la elección del Sumo Pontífice, a los que recibió en audiencia el lunes 25 de abril.
En su discurso el Papa ha recordado el largo camino realizado en este campo durante el Pontificado de Juan Pablo II y "que verdadera y grande es la común pasión por la unidad". Después ha exhortado: "¡Duc in altum! Continuemos en la esperanza. Tras las huellas de mis Predecesores en particular Pablo VI y Juan Pablo II, siento fuertemente la necesidad de reafirmar el empeño irreversible tomado por el Concilio Vaticano II y perseguido en el curso de los últimos años gracias a la obra del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. El camino hacia la plena comunión querida por Jesús para sus discípulos comporta, en una docilidad concreta a lo que el Espíritu dice a las Iglesias, coraje, dulzura, firmeza y esperanza de llegar a la meta". El Papa ha subrayado la necesidad de "una oración insistente y del propio corazón" para conseguir el don de la unidad, y ha invitado a todos a dar ejemplo de "ese ecumenismo espiritual, que realiza sin obstáculos nuestra comunión" en la oración.
A los amigos de los diversas tradiciones "religiosas", el Papa Benedicto XVI ha dicho además: "Os aseguro que la Iglesia quiere continuar edificando puentes de amistad con los creyentes de todas las religiones, con el objetivo de buscar el auténtico bien de toda persona y de la sociedad en su totalidad". En el mundo de hoy, caracterizado por guerras y violencias, es necesario pedir incansablemente para obtener de Dios el don de la paz, "sin embargo, la paz también es un deber en el que deben compromenterse todos los pueblos, particularmente los que profesan su pertenencia a tradiciones religiosas. Nuestros esfuerzos de unidad y promoción del diálogo son una válida contribución a la edificación de la paz sobre sólidas bases". (S.L) (Agencia Fides 26/4/2005; Líneas: 31 Palabras: 442)


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