VATICANO - "Durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importante es que cada comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen". Mensaje del Papa para la Cuaresma 2005 dedicado al papel de los ancianos en la sociedad y en la Iglesia

jueves, 27 enero 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido. Deben ser incrementadas, por tanto, las ayudas económicas y las iniciativas legislativas que eviten su exclusión de la vida social". Afirma el Santo Padre Juan Pablo II en su Mensaje para la Cuaresma 2005, dado a conocer hoy. " Llegar a la edad madura es, en la visual bíblica, signo de la bendición y de la benevolencia del Altísimo. La longevidad se presenta de este modo, como un especial don divino. - escribe Juan Pablo II -. Desearía que durante la Cuaresma pudiéramos reflexionar sobre este tema. Ello nos ayudará a alcanzar una mayor comprensión de la función que las personas ancianas están llamadas a ejercer en la sociedad y en la Iglesia".
En la sociedad moderna, estamos asistiendo a una prolongación de la vida humana y a un consiguiente incremento del número de las personas ancianas lo que solicita una atención más específica al mundo de la llamada «tercera edad»: “El cuidado de las personas ancianas, sobre todo cuando atraviesan momentos difíciles, debe estar en el centro de interés de todos los fieles, especialmente de las comunidades eclesiales de las sociedades occidentales, donde dicha realidad se encuentra presente en modo particular". El Papa además de afirmar que la vida del hombre " es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase", desde su principio hasta su ocaso natural, subraya: "Si el envejecimiento, con sus inevitables condicionamientos, es acogido serenamente a la luz de la fe, puede convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el misterio de la Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana"... " Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido".
Al disponer de más tiempo, las personas ancianas tienen la oportunidad de afrontar interrogantes existenciales, que quizás habían sido descuidados anteriormente por la prioridad que se otorgaba a cuestiones consideradas más apremiantes. Precisamente por esta condición, el anciano puede desarrollar una gran función en la sociedad: su sabiduría y experiencia pueden iluminar el camino del hombre en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena. “¡Qué importante es descubrir este recíproco enriquecimiento entre las distintas generaciones!”
"¿Qué sucedería si el Pueblo de Dios cediera a una cierta mentalidad actual que considera casi inútiles a estos hermanos nuestros, cuando merman sus capacidades por los achaques de la edad o de la enfermedad?" El Papa subraya la importancia de que cada Comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen, y también es necesario "acostumbrarse a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior". (S.L) (Agencia Fides 27/1/2005; Líneas: Palabras:


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