VATICANO - El Papa a un grupo de Obispos de España: "Las profundas raíces cristianas de España no pueden ser extirpadas, antes bien, deben seguir alimentando el crecimiento armonioso de la sociedad"

martes, 25 enero 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "España es un País de profunda raigambre cristiana. La fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia han acompañado la vida de los españoles en su historia y han inspirado sus actuaciones a lo largo de los siglos. La Iglesia en vuestra Nación tiene una gloriosa trayectoria de generosidad y sacrificio, de fuerte espiritualidad y altruismo y ha ofrecido a la Iglesia universal numerosos hijos e hijas que se han distinguido a menudo por la práctica de las virtudes en grado heroico o por su testimonio martirial". Ha dicho el Santo Padre Juan Pablo II al recibir en audiencia el lunes 24 de enero, al primer grupo de Obispos de la Conferencia Episcopal de España en su visita "ad Limina Apostolorum."
De las relaciones de los Obispos emerge la preocupación por la vitalidad de la Iglesia, por los desafíos y las dificultades a afrontar, dados los cambios en el ámbito social, económico y religioso que han dejado espacio a la indiferencia religiosa, a un cierto relativismo moral, a una mentalidad inspirada en el laicismo, "ideología que gradualmente lleva, en forma más o consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública."
Las jóvenes generaciones están creciendo influenciadas por el indiferentismo religioso y la ignorancia de la tradición cristiana, expuestas a la tentación de la permisividad moral. "La juventud tiene derecho, desde el principio de su proceso formativo - afirma el Papa - a ser educada en la fe. La educación integral de los más jóvenes no puede prescindir de la enseñanza religiosa también en la escuela, cuando lo pidan los padres, con una valoración académica acorde con su importancia."
Hablando de las preocupaciones de los Obispos, el Papa ha afirmado: "Atentos a los problemas y expectativas de los fieles frente a esta nueva situación, vosotros, como Pastores, os sentís interpelados a permanecer unidos para hacer más palpable la presencia del Dios entre los hombres por iniciativas pastorales más apropiadas a las nuevas realidades". Juan Pablo II ha afirmado después que "los sacramentos son necesarios para el crecimiento de la vida cristiana" y por ello "los Pastores han de celebrarlos con dignidad y decoro", dando particular importancia a la Eucaristía, potenciando "una acción pastoral que promueva una participación más asidua de los fieles en la eucaristía dominical, la cual ha de ser vivida no sólo como un precepto, sino como una exigencia inscrita intensamente en la vida de todo cristiano."
Respecto a los sacerdotes, el Papa ha dicho que ellos "están en primera línea en la evangelización", y tienen por lo tanto particular necesidad de la guía y la cercanía pastoral de los Obispos, recordando ante todo, que los sacerdotes "son hombres de Dios y no pueden descuidar por ello, su vida espiritual y su formación permanente.... Entre las múltiples actividades que llenan la jornada de cada sacerdote, la primacía corresponde a la celebración de la Eucaristía". Una de las esperanzas más vivas es el incremento de las vocaciones sacerdotales en algunas zonas, considerando que la actual situación social y religiosa no favorece la escucha de la llamada del Dios. El Papa ha exhortado después a los Obispos a promover una oración incesante por las vocaciones y a fomentar una pastoral especifica vocacional, sin tener miedo "a proponer la vocación sacerdotal a los jóvenes y acompañarlos asiduamente, a nivel humano y espiritual, para que vayan discerniendo su opción vocacional". Por último, el Papa ha recordado que a los fieles católicos incumbe buscar "el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según la voluntad divina"; ellos “están llamados a ser testigos valientes de su fe en los diferentes ambientes de la vida pública. Su participación en la vida eclesial es fundamental". En particular los jóvenes, "futuro de la Iglesia y de la sociedad", deben ser objeto especial de los desvelos pastorales de los Obispos, sin escatimar los esfuerzos necesarios. (S.L) (Agencia Fides 25/1/2005; Líneas: 48 Palabras: 701)


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