VATICANO - LA CATEQUESIS DEL PAPA: “NO SOMOS ABANDONADOS A NOSOTROS MISMOS, LOS ACONTECIMIENTOS DE NUESTRAS JORNADAS NO ESTÁN DOMINADAS POR EL CAOS O EL DESTINO” - LLAMAMIENTO A LA PAZ EN LIBERIA Y UGANDA

miércoles, 2 julio 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Durante la Audiencia general del hoy, miércoles 2 de julio, el Santo Padre Juan Pablo II ha comentado el Salmo 145 - Bienaventurado quien espera en el Señor – y al término de la Audiencia ha pronunciado un fuerte llamamiento a favor de la paz en algunas zonas del Continente Africano.
El Salmo145 “tiene su vértice en la proclamación de la soberanía de Dios sobre la historia humana. Al final del Salmo se declara de hecho, que “el Señor reina por siempre” dijo el Santo Padre en su catequesis. “Se sigue de esto una consoladora verdad: no somos abandonados a nosotros mismos, las vicisitudes de nuestras jornadas no están dominadas por el caos o el destino, los eventos no representan una mera sucesión de actos privados de sentido o de meta. De esta convicción surge una verdadera y propia profesión de fe en Dios, celebrada con una especie de letanía en la que se proclaman los atributos de amor y de bondad que le son propios”.
El hombre se encumbra pues frente a una elección entre dos posibilidades contrarias: “por un lado existe la tentación de confiar en los poderosos adoptando sus criterios inspirados en la maldad, el egoísmo y el orgullo” mientras que el otro camino “es el exaltado por el salmista con una bienaventuranza: “Bienaventurado a quien le ayuda el Dios de Jacob, quien espera en el Señor su Dios” Esta es la vía de la confianza en el Dios eterno y fiel. El amén que es el verbo hebraico de la fe significa precisamente un fundarse sobre la solidez irrompible del Señor sobre su eternidad, sobre su potencia infinita. Es necesario vivir en la adhesión al querer divino, ofrecer el pan a los hambrientos, visitar a los prisioneros, sostener y confortar a los enfermos, defender y acoger a los extranjeros, dedicarse a los pobres y míseros. Es en la práctica el mismo espíritu de las Bienaventuranzas”.
Al termino de la Audiencia el Santo Padre lanzó el siguiente llamamiento por la paz en algunas zonas de África: “Con profunda tristeza sigo las dramáticas vicisitudes de Liberia y de la religión septentrional de Uganda. Hago un llamamietno al compromiso de todos para que aquellas queridas poblaciones africanas encuentren paz y seguridad y no les sea negado el futuro a todos aquellos que tienen derecho. Expreso además mi cercanía a las Iglesias locales duramente golpeadas en las personas y en las obras a la vez que animo a los Pastores y a todos los fieles a ser fuertes y firmes en la esperanza. ¡Que nuestra insistente oración lo obtenga de la Misericordia Divina! (S.L.) (Agencia Fides 2/7/2003 líneas: 37 palabras: 487)


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