VATICANO - El Card. Crescenzio Sepe a los Seminaristas de Yangon en Myanmar: "La vocación al sacerdocio es la más alta y maravillosa aventura que Dios puede ofrecer a la criatura"

martes, 23 noviembre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Entre los muchas vocaciones comunes a todos los Cristianos, vosotros habéis recibido una llamada especial, no por vuestros méritos o vuestras calidades, sino que es un don de Dios que libremente os ha elegido a cada uno de vosotros desde la eternidad": con estas palabras el Card. Crescenzio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se ha dirigido esta mañana, 23 de noviembre, a los seminaristas del Seminario mayor St. Joseph en Yangon (Myanmar), en el curso de su visita pastoral en el sudeste asiático.
El Cardenal, que ha llevado el cariñoso saludo y la bendición del Santo Padre, durante la homilía se centró en ilustrar algunos aspectos de la vocación al sacerdocio. Después de haber hablado de la vocación como llamada de Dios, y de las cualidades necesarias de quienes desean servir a la Iglesia como sacerdotes (deben tener "personalidad equilibrada, fuerte y libre, capaces de llevar el peso de las responsabilidades pastorales. Es importante por ello, la educación al amor por la verdad, la lealtad, el respeto hacia toda persona, el sentido de justicia, la fidelidad a la palabra dada, la verdadera compasión, la coherencia y, en particular, el equilibrio de juicio y comportamiento" Pastores dabo vobis, 43) el Prefecto del Dicasterio Misionero ha subrayado la importancia del seminario como lugar de formación. "Uno no puede adquirir todas estas calidades de un día para otro, y éste es otro motivo por el que la formación del seminario se alarga durante un cierto número de años" ha dicho el Card. Sepe, recordando que "el Seminario mayor es considerado como una casa de formación, una comunidad educativa al trabajo."
Sin una profunda formación espiritual, la vida del sacerdote está destinada al fracaso: "En esta formación, lo más importante es mantener y profundizar una íntima relación de amistad con Jesús, que debe nutrirse cada día con las Escrituras, la Liturgia de las Horas, la celebración cotidiana de la Misa, la meditación y reflexión" ha recomendado el Card. Sepe, quien ha añadido: "en vuestra vida de seminaristas, prestad particular atención a la celebración frecuente del sacramento de la Penitencia, para experimentar la gracia infinita de Dios."
La castidad y el celibato han sido los últimos dos argumentos tocados por el Card. Sepe. El sacerdote es aquel que "se ofrece totalmente a si mismo, alma y cuerpo, a Dios y a los hermanos, siguiendo el ejemplo de Jesucristo... sin límites de tiempo", por ello, la Iglesia solicita el celibato, que es el modo de significar la total y alegre entrega del sacerdote. Recordando que también en Myanmar hay una muchedumbre inmensa que todavía no ha oído nunca la Buena Nueva ni ha recibido los Sacramentos, el Card. Sepe ha exhortado a los seminaristas a profundizar en la dimensión misionera de la Iglesia: "Toda la Iglesia es misionera, y la obra de evangelización debe ser considerada una tarea fundamental en este nuevo Milenio. Cómo futuros sacerdotes tenéis que ser conscientes de esta responsabilidad y por lo tanto, tener un papel en la actividad misionera."
Al término de la visita al Seminario St. Joseph en Yangon (Myanmar), el Card. Sepe partió hacia Tailandia (ver ficha de Fides) dónde continuará su itinerario pastoral con la visita a la Catedral de la Asunción en Bangkok y el encuentro con los representantes de la Iglesia local. (S.L) (Agencia Fides 23/11/2004; Líneas: 41 Palabras: 589)


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