VATICANO - El Papa en la audiencia general comenta la segunda parte del salmo 48, que "condena la ilusión generada por la idolatría de la riqueza" y lanza un llamamiento por Irak: "Animo a los cristianos a seguir con ofreciendo con generosidad su aportación fundamental para la reconciliación de los corazones"

miércoles, 27 octubre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La ilusión generada por la idolatría de la riqueza es "una de las tentaciones constantes de la humanidad: aferrándose al dinero, considerado como dotado de una fuerza invencible, se ilusiona que podrá también "comprar la muerte", alejándola de si." Afirmó el Santo Padre Juan Pablo II, durante la audiencia general de esta mañana, en la que ha comentado la segunda parte del Salmo 48 ("La riqueza humana no salva" - Vísperas del martes de la II semana; lectura: Sal 48,14.16-19.21).
"Con frecuencia buscamos de todos los modos posibles, ignorar esta realidad, alejando el pensamiento de esta realidad de nuestro horizonte - ha dicho el Papa -. Pero este trabajo, además de que inútil, es también inoportuno. La reflexión sobre la muerte, en efecto, es benéfica porque relativiza muchas realidades secundarias que por desgracia, hemos absolutizado, como son la riqueza, el éxito, el poder… Si el dinero no logra "rescatarnos" de la muerte, hay, sin embargo, uno que si puede redimirnos de este horizonte oscuro y dramático. Dice, en efecto, el Salmista: "Dios rescatará mi alma, de las garras del abismo me arrancará". Se abre así, un horizonte de esperanza e inmortalidad para el justo".
El Salmista invita a no envidiar al rico, cada vez más arrogante, porque, cuando llegué a la muerte, “será despojado de todo, no podrá llevar consigo ni oro ni plata ni fama ni éxito. El fiel, en cambio, no será abandonado del Señor, que le indicará "el sendero de la vida, alegría plena en su presencia, dulzura sin fin a su derecha".
Al término de la audiencia, el Santo Padre ha lanzado un llamamiento en favor de Irak, con estas palabras: "Todos los días rezo por la querida población iraquí, que trata de reconstruir las instituciones de su país. Al mismo tiempo, animo a los cristianos a seguir ofreciendo con generosidad su aportación fundamental para la reconciliación de los corazones. Expreso, en fin, mi participación en el dolor de las familias de las víctimas y en los sufrimientos de los rehenes y de todos los inocentes que son presa de la barbarie ciega del terrorismo". (S.L) (Agencia Fides 27/10/2004 - Líneas: 29 Palabras: 406)


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