VATICANO - El Papa en la audiencia general comenta el himno cristológico de la Carta a los Efesios: una invitación a "contemplar y gustar este grandioso icono de Cristo, corazón de la espiritualidad y del culto cristiano, pero también principio de unidad y sentido del universo y de toda la historia"

miércoles, 13 octubre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Continuando el ciclo de catequesis sobre los Salmos y los Cánticos de la Liturgia de Vísperas, durante la audiencia general de hoy, el Papa ha comentado el Cántico "Dios Salvador", Vísperas del lunes de la II semana (Lectura: Ef 1,3.7-8).
El solemne himno de bendición que abre la Carta a los Efesios, constituye "una página de gran densidad teológica y espiritual, admirable expresión de la fe y quizás de la liturgia de la Iglesia de los tiempos apostólicos" ha dicho el Papa en su discurso. El himno viene propuesto varias veces en la Liturgia de las Horas "para que el fiel pueda contemplar y gustar este grandioso icono de Cristo, corazón de la espiritualidad y del culto cristiano, pero también principio de unidad y sentido del universo y de toda la historia. La bendición sube desde la humanidad al Padre, que está en los cielos, gracias a la obra salvadora del Hijo."
En el eterno proyecto del Padre que Cristo está llamado a realizar, nosotros hemos sido elegidos para ser santos e inmaculados en el amor y, más aún, por Cristo hemos sido destinados "a acoger el regalo de la dignidad filial, convirtiéndonos en hijos en el Hijo y hermanos de Jesús"... "De este modo el Padre realiza en nosotros una radical transformación: una total liberación del mal, la redención mediante la sangre de Cristo, la remisión de los pecados por la riqueza de su gracia". Somos así introducidos en el misterio de la voluntad divina, o sea en un proyecto trascendente y perfecto, "que tiene por contenido un admirable plan salvífico: recapitular en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la tierra". Cristo se convierte así en "en el punto cardinal, el eje central hacia el que converge y en el que encuentra sentido todo ser creado". Cristo en efecto, ha reconciliado "en si todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos (Col 1,20)”.
Al término de la audiencia el Santo Padre ha deseado a los jóvenes, a los enfermos y a los novios que imiten el ejemplo de la Virgen Maria, mujer eucarística: "Al inicio del Año Eucarístico, esforzaos con Ella, en seguir a Jesús Camino, Verdad y Vida. ¡Sed adoradores frecuentes de la Santísima Eucaristía!". (S.L) (Agencia Fides 13/10/2004 - Líneas: 30 palabras: 439)


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