VATICANO - El Papa en la audiencia general: "La belleza tiene que conjugarse así con la bondad y la santidad de vida para hacer resplandecer en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo."

miércoles, 29 septiembre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Esta mañana el Santo Padre, Juan Pablo II, que ha vuelto al Vaticano desde la residencia veraniega de Castel Gandolfo, ha tenido la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, en la que ha comentado el Salmo 44,2-10, "Las bodas del Rey", Vísperas del lunes de la II semana (Lectura: Sal 44,2-3.7-8). Se trata de un cántico nupcial en honor del soberano judío, cuya identidad nunca ha sido aclarada por los estudiosos. " Es de destacar que habla de un rey judío, pues esto ha permitido a la tradición judía transformar el texto en un canto al rey Mesías, y a la cristiana releer el salmo en clave cristológica y, a causa de la presencia de la reina, también en una perspectiva mariológica. " ha explicado el Papa en su catequesis.
En la primera parte se presenta un espléndido retrato del soberano que está a punto de celebrar su bodas: lleva las insignias militares, viste suntuosos vestidos perfumados, al fondo brillan los edificios revestidos de marfil con salas grandiosas en las que resuena la música. En el centro se eleva el trono y se menciona el cetro, dos signos del poder y de investidura real. En este punto el Papa ha subrayado dos elementos: "Ante todo la belleza del novio, signo de un esplendor interior y de la bendición divina.... En un mundo, que con frecuencia está marcado por la fealdad y la degradación, esta imagen constituye una invitación a volver a encontrar la «via pulchritudinis» en la fe, en la teología, y en la vida social para elevarse hacia la belleza divina. Ahora bien, la belleza, no es un fin a si misma. La segunda característica que querríamos proponer se refiere precisamente al encuentro entre belleza y justicia.... La belleza tiene que conjugarse así con la bondad y la santidad de vida para hacer resplandecer en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo". En el saludo a los peregrinos de lengua italiana, al final de la catequesis, el Santo Padre dirigió un particular saludo "a los numerosos sacerdotes estudiantes de los Pontificios Colegios San Pedro y San Pablo de Roma". (S.L) (Agencia Fides 29/9/2004 - Líneas: 26 Palabras: 399)


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