VATICANO - Contemplación, comunión, misión: las consignas de Juan Pablo II a la Acción Católica reunida en Loreto. “Hoy el Señor, mediante el acontecimiento de la beatificación de este tres Siervos de Dios, os dice: el regalo más grande que podéis hacer a la Iglesia y al mundo es la santidad.”

lunes, 6 septiembre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Domingo 5 de septiembre el Santo Padre Juan Pablo II ha llegado en helicóptero a la localidad de Montorso de Loreto, lugar dónde ha presidido la Concelebración Eucarística con ocasión del encuentro internacional de la Acción Católica. Durante la Concelebración Eucarística el Papa ha proclamado Beatos tres Siervos de Dios de la Acción Católica: Pere (Pedro) Tarrés y Claret (1905-1950), sacerdote español; Alberto Marvelli, 1918-1946 y Pina Suriano (1915-1950), laicos italianos.
“Adherir a Cristo es una elección exigente - ha dicho el Papa durante la homilía -. No al azar Jesús habla de "cruz". Él sin embargo precisa enseguida: "detrás de mí". Es esta la gran palabra: no estamos solos a llevar la cruz. Delante de nosotros camina Él, abriéndonos la vía con la luz de su ejemplo y con la fuerza de su amor. La cruz aceptada por amor engendra libertad.... no hay amor más grande de aquel de la cruz; no hay libertad más verdadera de aquel del amor; no hay fraternidad más plena de aquella que nace de la cruz de Jesús."
El Santo Padre ha delineado el perfil de los tres nuevo Beatos, que se han hecho "humildes discípulos y testigos heroicos" de la Cruz. Peras (Pedro) Tarrés y Claret, primero médico después sacerdote, se dedicó al apostolado entre los jóvenes de la Acción Católica de Barcelona, de la cual fue Asistente, y a los enfermos más pobres. Alberto Marvelli ha concebido toda su breve vida de apenas 28 años como un regalo de amor a Jesús por el bien de los hermanos". Hizo de la Eucaristía cotidiana el centro de su vida y en la oración buscó la inspiración también para el compromiso político. De su intensa vida espiritual brotó aquel amor por Jesús que lo llevó a olvidarse constantemente de si mismo para cargarse la cruz de los pobres. La beata Pina Suriano ha amado
Jesús con un amor ardiente y fiel" Adhirió desde chica a la Juventud Femenina de la Acción Católica, de la que fue después dirigente parroquial. Ofreció a Dios su joven vida por la santificación y la perseverancia de los sacerdotes.
"Hoy el Señor, mediante el acontecimiento de la beatificación de este tres Siervos de Dios, os dice: el regalo más grande que podéis hacer a la Iglesia y al mundo es la santidad" ha continuado el Santo Padre, exhortando los miembros de la Acción Católica con estas palabras: "Os esté a corazón lo que está a corazón a la Iglesia: qué muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo sean conquistadas por la fascinación de Cristo; qué su Evangelio vuelva a brillar como luz de esperanza para los pobres, los enfermos, los hambriento de justicia; qué las comunidades cristianas sean siempre más vivas, abiertas, atractivas; qué nuestras ciudades sean hospitalarias y vivibles para todos; qué la humanidad pueda seguir los caminos de la paz y la fraternidad. A vosotros laicos corresponde testimoniar la fe a través de las virtudes que os son específicas: la fidelidad y la ternura en la familia, la competencia en el trabajo, la tenacidad en servir el bien común, la solidaridad en las relaciones sociales, la creatividad en el emprender obras útiles a la evangelización y a la promoción humana. A vosotros incluso corresponde de enseñar - en estrecha comunión con los Pastores - que el Evangelio es actual, y que la fe no sustrae el creyente a la historia, sino que lo sumerge más profundamente en ella."
Al final de la Santa Misa, el Papa ha recitado el Ángelus con los fieles y los peregrinos presentes. En el introducir la plegaria mariana, Juan Pablo II ha dejado tres consignas a la Acción Católica: "contemplación" ("comprometeos a caminar sobre la vía de la santidad, teniendo fija la mirada sobre Jesús, único Maestro y Salvador de todos") "comunión" ("traten de promover la espiritualidad de la unidad con los Pastores de la Iglesia, con todos los hermanos de fe y con las otras agregaciones eclesiales. Seáis fermento de diálogo con todos los hombres de buena voluntad", "misión" ("llevad como laicos el fermento del Evangelio en las casas y en las escuelas, en los lugares del trabajo y del tiempo libre) El Evangelio es palabra de esperanza y salvación para el mundo"). (S.L) (Agencia Fides 6/9/2004 - Líneas 42; Palabras 650)


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