OCEANIA/AUSTRALIA - “La Iglesia no espera la acogida de los migrantes sólo por parte de las instituciones, sino sobre todo de sus propias filas"; visita pastoral a Australia del Arzobispo Vegliò

miércoles, 4 mayo 2011

Canberra (Agencia Fides) – “Desafortunadamente, las dificultades actuales, las guerras y actos de violencia en curso, expulsan a la gente de sus países. Hay veces, muy a menudo en nuestros días, en que se hace necesario abandonar la propia patria. Este es también un derecho humano reconocido en la Carta Internacional de los Derechos Humanos. Sin embargo, mientras que el derecho a emigrar es reconocido por los instrumentos civiles, no es así para el derecho a entrar en otro país, donde esperan encontrar una vida mejor tanto para ellos como para sus familias. La única excepción es para con aquellos que huyen de la persecución". Estas son las palabras que el Presidente de Consejo Pontificio para la Pastoral de Emigrantes e Itinerantes, el Arzobispo Antonio Maria Vegliò, ha dirigido a los capellanes de los migrantes y a las comunidades de migrantes que viven y trabajan en Australia, durante su visita pastoral, que está realizando del 2 al 14 de mayo.
Según el comunicado enviado a la Agencia Fides desde el Consejo Pontificio, Su Exc. Mons. Vegliò ha viajado a Australia, acompañado por el vicesecretario, P. Gabriele Bentoglio, para hacer una visita pastoral, coordinada por la Oficina Católica Australiana para los Migrantes y Refugiados (ACMRO), para alentar a la Iglesia católica en la acción pastoral para los migrantes y los refugiados. Australia tiene un población de alrededor de 21 millones de habitantes, de los cuales 5 millones son trabajadores migrantes, 22.500 refugiados y 2.350 solicitantes de asilo.
En su discurso, el Arzobispo se ha detenido en las distintas maneras de ayudar a los inmigrantes potenciales para resolver los problemas en sus países, de modo que no tengan necesidad de marcharse. Aunque esto requiera un compromiso duradero a largo proceso, Mons. Vegliò ha asegurado que "vale la pena”.
El Presidente del Consejo Pontificio para los Migrantes ha reiterado que la Iglesia considera la acogida y la solidaridad para con los migrantes "una obligación de los países más prósperos, en consonancia con la distribución universal de los bienes", sin olvidar el hecho de que "la Iglesia no se espera la acogida de los migrantes sólo por parte de las instituciones, sino sobre todo de sus propias filas".
Leyes más estrictas sobre la inmigración y políticas restrictivas, no han desalentado la migración internacional que, de hecho, sigue creciendo. "Sin embargo, estas medidas han contribuido a aumentar la inmigración ilegal - dice Mons. Vegliò -. Cuando es difícil cruzar la frontera legalmente y existe una necesidad urgente de hacerlo, la gente no dudan en tentar la migración no autorizada, aunque plantee un riesgo importante, como el de dirigirse a los traficantes de personas”. Los migrantes en situación irregular son los más vulnerables, nadie puede garantizar sus derechos humanos y laborales, es fácil explotarlos y abusar de ellos. “Tutelar los derechos de los migrantes en situación irregular sería un importante paso para detener el abuso y explotación de los mismos... que incluso en estas condiciones, conservan su dignidad y los derechos arraigados en su humanidad", subraya el Arzobispo.
La Inmigración guía a la Iglesia, en los países donde los cristianos son una mayoría, ha hacer una nueva experiencia: las personas que no saben nada de Cristo, o que tienen una comprensión inadecuada son en realidad "una nueva oportunidad para difundir la palabra de Dios”. (S.L.) (Agencia Fides 4/5/2011)


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