VATICANO - "Llevar a Cristo en todos los ambientes de la vida" es el objetivo del movimiento de Cursillos de Cristiandad, ha dicho a la Agencia Fides Mons. Ubaldo Speranza, responsable italiano del movimiento, al día siguiente de la entrega del Decreto de reconocimiento canónico.

sábado, 12 junio 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Vosotros sois la diaconía de la verdad y la fuerza de la comunión" dijo Juan Pablo II en el 2000 a los miembros al movimiento Cursillos de Cristiandad en una audiencia en la Plaza de San Pedro. Diaconía como servicio a la verdad por la fuerza de la comunión. Han pasado cuatro años de aquellas palabras y la alegría de estar en comunión con el Santo Padre fue confirmada ayer, viernes 11 de junio, día de la entrega del Decreto de reconocimiento canónico en la sede del Pontificio Consejo para los Laicos.
Entre los responsables del movimiento presentes, estaba también Mons. Ubaldo Speranza que, además de ser director espiritual en el seminario de Fermo, es uno de los responsables italianos del movimiento. "La entrega del decreto, ayer" ha dicho a la Agencia Fides Mons. Speranza, ha confirmado el camino iniciado en el 1949 en Mallorca. Entonces un grupo de jóvenes de la acción Católica se unieron para dar un nuevo empuje y vigor a la propia fe. El intento era el vivir como cristianos en todos los ámbitos de vida normal. Cristianos entre los hombres, entre la gente común."
"Nuestro esfuerzo no quiso y no quiere ser hoy una actualización doctrinal sino mas bien el intento de llevar a Cristo en la vida diaria, en todos los ambientes de vida. Queremos hacer redescubrirles a todos los hombres que encontramos la nostalgia de Dios."
El método del movimiento es sencillo y lo que propone es una amistad. No consiste pues en unas reglas a seguir o una doctrina que aprender sino una amistad, un encuentro con personas que ya viven la fe en su vida y que están dispuestas a vivirla en comunión.
"Nuestro método" continúa Mons. Speranza, "prevé tres pasos. Al principio se entra en una fase de pre-evangelización en la que quien se acerca a nuestra realidad es introducido en una amistad donde se le ayuda a entender que la fe es una realidad que puede existir en la vida diaria. Después está la segunda fase que nosotros llamamos "los tres días". Es, de hecho, una invitación a pasar con nosotros tres días de retiro (tres días de cursillo) en los que ayudamos, a quien participa, a encontrar a Jesucristo y esto se produce a través de la presentación de lo que es fundamental en el cristianismo, esto es, Cristo, la Iglesia, la vida de la gracia. Una presentación que se produce sobre todo por el encuentro con experiencias de personas que ya han vivido este encuentro. La tercera fase es la de la maduración en la que los Cursillistas se reúne en grupos y se ayudan cotidianamente en su misión de vivir el Evangelio en todos los ambientes de su existencia."
Por tanto, una misión en todos los ámbitos de la vida de los hombres, en todas las fronteras del hombre, podríamos decir. Pero las fronteras alcanzadas, no son solo humanas sino también geográficas si pensamos que el movimiento está difundido en 50 Países del mundo y alcanza a más de 1 millón de personas. "En todo el mundo", concluye Mons. Speranza "la sed de Cristo es la misma. Nosotros no tenemos obras de caridades particulares o misiones propiamente tales. Nosotros estamos sencillamente con la gente, acompañamos sus existencias y ayudamos a todos a vivir lo que la vida cotidiana les pide, teniendo en cuenta a Cristo, teniendo en cuenta que la fuerza de la comunión entre los cristianos es lo que puede evangelizar cualquier ambiente". (P.L.R) (Agencia Fides 12/6/2004 - Líneas: 41 Palabras: 629)


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