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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Durante ala Audiencia General del miércoles 4 de junio, el Santo Padre Juan Pablo II dedicó su discurso al recuerdo del Beato Juan XXIII en el 40º aniversario de la muerte. “El pensamiento regresa espontáneamente al lunes, 3 de junio de 1963: a aquella tarde, en que los fieles de Roma y los peregrinos acudieron a la Plaza de San Pedro para unirse lo más posible al querido padre y pastor, que después de una larga y sufrida enfermedad, dejaba este mundo”, dijo el Papa, recordando que “desde la Plaza de San Pedro llena de gente se elevaba unánimemente hacia el cielo la oración de la Iglesia”. Juan XXIII se había preparado con gran serenidad al momento del paso, ofreciendo su vida pos la Iglesia, la continuación del Concilio Ecuménico por la paz en el mundo y la unión de los cristianos.
“Menos de dos meses antes, el 11 de abril, Juan XXIII había publicado el documento más célebre de su magisterio: la encíclica «Pacem in terris», que este año he recordado en varias ocasiones. Toda la vida de este pontífice inolvidable fue un gran testimonio de paz. Y su pontificado se convirtió en un altísima profecía de paz, que encontró en la «Pacem in terris» su manifestación cumplida, una especie de testamento público y universal... Este mi venerado predecesor, que ha dejado una huella en la historia, recuerda también a los hombres del tercer milenio que el secreto de la paz y de la alegría está en la comunión profunda y constante con Dios. El Corazón del Redentor es el manantial del amor y de la paz, de la esperanza y de la alegría. Por último, el Santo Padre invocó la intercesión del Papa Juan XXIII “para que también nosotros, como él, podamos confesar al final de nuestra existencia, que sólo hemos buscado a Cristo y su Evangelio”. (S.L.) (Agencia Fides 5/6/2003 Líneas: 27 Palabras: 367)
