AMERICA/REPUBLICA DOMINICANA - “Yo también”, programa de la Iglesia local para los niños de la calle, ha reinsertado en 7 años a más de 600 niños y adolescentes. “El mundo de hoy necesita signos concretos que permitan reflorecer la esperanza” dice a la Agencia Fide el P. Luis Rosario.

martes, 27 abril 2004

Santo Domingo (Agencia Fides) - El programa “Yo también” tiene un nombre que indica claramente el objetivo para el que ha nacido: “Sacar a los niños de la calle y ponerlos en condiciones de reintegrarse en un núcleo de vida con mas estabilidad, impulsando un proceso de valorización de la propia persona del menor de la calle, de manera que pueda realizar una opción para encaminarse a regresar a su familia, a una familia sustituta o a una institución educativa”.Afirma el P. Luis Rosario, Coordinador Nacional de la Pastoral Juvenil de la Iglesia en la Republica Dominicana en una relación enviada a la Agencia Fides. El programa nació hace unos 13 años, gracias a los esfuerzos de jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Iglesia local comprometidos en la construcción de la Civilización del Amor, sobre todo en una de las expresiones sociales donde más deteriorada está la dignidad humana: los niños de la calle, comúnmente conocidos como “Palomos” o “Huele cementos”.
Los palomos son niños y adolescentes entre 7 y 17 años que, por distintas razones, han abandonado el ambiente familiar y han hecho de la calle su hábitat. En la calle muchas veces encuentran todo lo que necesitan para vivir, obteniéndolo no siempre de la mejor manera, ya sea vendiendo su cuerpo a gente pervertida, robando, haciendo algún trabajo, sirviendo de mulas en la venta de drogas. Tal vez el sentido de la libertad liberadora es lo que más influye en su decisión de optar por la calle, ya que en sus casas con frecuencia han recibido maltrato físico y moral.
Los muchachos de la calle llegan a la Casa de Acogida con una situación crítica de salud. Entre las enfermedades encontradas hasta ahora en la población que se ha atendido, se pueden señalar las siguientes: Diarrea y parasitosis, conjuntivitis y otitis, bronquitis y asma, tuberculosis, gonorrea, sífilis, cáncer, traumas provocados por las agresiones y accidentes sufridos, fracturas de las extremidades, leucemia, hernia, anemia, SIDA, hepatitis B, etc... Muchos de ellos sufren ansia, desequilibrio emocional, neurosis, sentido de culpa, falta de concentración, traumas provocados por las violencias sexuales y por tanto problemas sexuales, lesiones cerebrales, intolerancia y agresividad, regresiones, alto consumo de sustancias como la cola de carpintero, gasolina, alcohol”.
El problema de los niños de la calle en la República Dominicana nunca ha tomado los tintes dramáticos de otros lugares. Más aún, en los últimos años el problema ha disminuido en una forma evidente. Sin embargo, a finales de los años 80 y principios de los 90 surgieron no pocas preocupaciones en la sociedad dominicana ya que “los palomos”, que no viven solos sino en grupos, creaban desordenes entre la población con su violencia, sus robos y su hábito de inhalar cola de carpiendo. “La sociedad intervino con la fuerza y la policía fue también protagonista en el pasado de acciones contra los derechos humanos. Pero en los años sucesivos debo decir que la policía ha sido la institución que más ha colaborado con el programa Yo también, para rescatar a los niños de la calle”.
La Casa de Acogida del programa Yo también es una Casa Familia temporal. Para asemejarse los más posible a una verdadera familia no puede ser muy numerosa, por lo que alberga normalmente a unos 30 niños. Ademas su objetivo es reinsertar a los niños en las familias de origen o, según el caso, e una nueva familia que sustituya a la natural.
El programa tiene tres etapas. La primera se realiza en la calle, en donde se contacta a los muchachos, a los cuales se les incentiva a salir de ese medio. La segunda etapa se desarrolla en la Casa de Acogida, en donde se les ofrece una serie de servicios: ambiente familiar, un lugar donde dormir, alimentación de forma regular, terapias de apoyo y de grupo, conferencias sobre diversos temas, formación humana, religiosa, civil y patriótica, contactos familiares, reinserción familiar y social, asistencia medica legal. Por ultimo en la tercera se reubica a los muchachos con sus familias de origen, una familia sustituta o una institución educativa; se les inserta en el ámbito laboral y se les da algún seguimiento en el lugar de reubicación.
De 1996 al 2003 el programa ha conseguido rescatar de la calle a 724 niños y niñas y ha reinsertado en sus familias a más de 600 niños y adolescentes. Además se ha convertido en un espacio de encuentro entre la realidad social de los menores de la calle y la comunidad, sirviendo de base para un amplia reflexión sobre la cuestión de los niños. A todo esto se debe añadir un trabajo permanente de orientación dirigido a los niños que todavía viven en la calle, de acompañamiento de los chicos que se encuentran en la cárcel y de apoyo moral y económico a los chicos que tiene problemas familiares.
El P. Luis Rosario concluye su relación enviada a la Agencia Fides afirmando: “El mundo de hoy, convulsionado y disparatado como está, necesita de signos concretos que hagan florecer la ilusión y permitan recobrar la esperanza. La tendencia a resolver los problemas, eliminando a las personas y no a los males, es algo totalmente antihumano y anticristiano. Postular la cadena perpetua, la pena de muerte y medidas cada vez mas drásticas contra los que, por
culpa propia o por culpa de otros, han comenzado a trillar caminos inadecuados en la vida, no es la
solución a los problemas, al contrario, va creando la conciencia de que solo la represión y la violencia vence a la violencia. Educar para el amor y buscar soluciones humanas a los problemas humanos es un camino difícil, pero el único que dignifica a las personas y hace que todo ser humano se lo vea como un hermano o una hermana de los cuales somos responsables.
El Programa Yo También es un pequeño gesto de amor que quiere despertar el amor de unos hacia los otros, especialmente hacia aquellos que son los más pobres de los pobres”.
(RZ) (Agencia Fides 27/4/2004 Líneas: 70 Palabras: 1044)


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