VATICANO - El Papa a los participantes en el Congreso Internacional sobre “Tratamiento de sustento de vida en estado vegetativo. Progresos científicos y dilemas éticos”: “Un hombre, aun cuando esté gravemente enfermo o impedido en el ejercicio de sus funciones más elevadas, siempre será un hombre, nunca se convertirá en un ‘vegetal’ o ‘animal’”.

lunes, 22 marzo 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “la Iglesia con gran estima y sincera esperanza anima los esfuerzos de los hombres de ciencia que incluso con grandes sacrificios trabajan en el estudio y la búsqueda para el mejoramiento de las posibilidades de diagnóstico, terapéuticas, y de rehabilitación de estos pacientes que dependen totalmente de quien les atiende y asiste. La persona en estado vegetativo, no da de hecho ningún signo evidente de conciencia de si o de conciencia del ambiente, y parece incapaz de interactuar con los otras personas y de reaccionar a estímulos adecuados”. Con estas palabras se dirigió el Santo Padre Juan Pablo II a los participantes en el Congreso Internacional sobre “Tratamiento de sustento de vida en estado vegetativo. Progresos científicos y dilemas éticos”, organizado por Federación Mundial de las Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC) y la Academia para la Vida (PAV) a los que recibió en Audiencia en el Vaticano del sábado 20 de marzo.
“También nuestros remanso y hermanas que se encuentran en condiciones clínicas de ‘estado vegetativo’ conservan toda su dignidad humana, prosiguió el Santo Padre, insistiendo en el hecho de que un hombre, aun cuando esté gravemente enfermo o impedido en el ejercicio de sus funciones más elevadas, siempre será un hombre, nunca se convertirá en un ‘vegetal’ o ‘animal’”.
Los médicos, y operadores sanitarios, la sociedad y la Iglesia, tiene deberes morales hacia estas personas, de los que no pueden eximirse sin disminuir las exigencias tanto de la deontología profesional como de la solidaridad humana y cristiana. El enfermo en estado vegetativo, en espera de una recuperación o del fin natural, tiene pues derecho a una asistencia sanitaria de base (nutrición, hidratación, higiene, calentamiento etc...).
“En particular - continua el Santo Padre - quisiera subrayar como la administración de agua y alimento, aun cuando fuese por vía artificial, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Su uso pues debe considerarse en línea de principio, ordinario y proporcionado, y como tal, moralmente obligatorio en la medida en la que demuestra alcanzar su propia finalidad, que consiste en procurar nutrición al paciente y una mitigación del sufrimiento”.
Juan Pablo II añadió que “hay que ante todo sostener a las familias, que tiene un ser querido afectado por esta terrible condición clínica y que no pueden abandonados con su pesada carga humana, psicológica y económica”.
Como conclusión el Papa exhortó a los presentes “como personas de ciencia, responsables de la dignidad de la profesión medica, a custodiar celosamente el principio según el cual la verdadera misión de la medicina es la “curar si es posible, atender siempre”.


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