VATICANO - EL PAPA CELEBRA LA JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA: “EN LA INTIMIDAD DEL MONASTERIO DE CLAUSURA, JUNTO A LOS POBRES Y MARGINADOS, ENTRE LOS JÓVENES O DENTRO DE LAS ESTRUCTURAS ECLESIALES, EN LAS VARIADAS ACTIVIDADES APOSTÓLICAS O EN TIERRA DE MISIÓN, DIOS OS QUIERE FIELES A SU AMOR Y DEDICADOS TODOS AL BIEN DE LOS HERMANOS

martes, 3 febrero 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Cuantos han ofrecido para siempre su existencia a Cristo por la venida del reino de Dios son invitados a renovar su ‘si’ a la especial vocación recibida. Pero también toda Comunidad eclesial es invitada a redescubrir la riqueza del testimonio profético de la vida consagrada, en la variedad de sus carismas y compromisos apostólicos”. Así lo subrayó el Santo Padre, Juan Pablo II, en la tarde del lunes 2 de febrero, durante la celebración por él presidida en la Basílica Vaticana con motivo de la Fiesta de la Presentación del Señor y la VIII Jornada de la Vida Consagrada. Celebró la liturgia eucarística el Card. Eduardo Martínez Somalo, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
“Cristo os llama a conformaros cada vez más con Él, que por amor se hizo obediente, pobre y casto. Continuad dedicándoos con pasión al anuncio y a la promoción de su Reino. Esta es vuestra misión, ¡tan necesaria hoy como en el pasado!”. Con estas palabras exhortó el Papa saludando a los religiosos, religiosas y miembros de los institutos seculares, “así como a todos aquellos que testimonian en modo fiel los valores de la vida consagrada en cualquier región del mundo”.
La Jornada de la Vida Consagrada es una ocasión propicia para que religiosos y religiosas reafirmen su fidelidad a dios: “Repetid cada día vuestro ‘si’ al dios del Amor con alegría y convicción- dijo el Santo Padre-. En la intimidad del monasterio de clausura, junto a los pobres y marginados, entre los jóvenes o dentro de las estructuras eclesiales, en las variadas actividades apostólicas o en tierra de misión, Dios os quiere fieles a su amor y dedicados todos al bien de los hermanos. Esta es la preciosa contribución que podéis ofrecer a la Iglesia, para que el Evangelio de la esperanza llegue a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. (S.L.) (Agencia Fides 3/2/2004; Líneas: 28; Palabras: 379)


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