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Manila (Agencia Fides) – “Estamos en contra de la pena de muerte. La ejecución de dos prisioneros prevista para finales de enero, debe ser aplazada o cancelada. Uno de ellos es inocente y del otro solo hay sospechas”. Dice con tono apenado en un coloquio con la Agencia Fides el P. Robert Olaguer, Capellán de la Penitenciaria nacional de Manila, Roberto Lara y Roderick Licayan, se encuentran encerrados en el brazo de la muerte del Instituto, junto a otros miles de detenidos en espera de ser ejecutados, condenados a muerte por haber participado en 1998 en un secuestro. Los dos deberán sufrir una inyección letal el 30 de enero. Serán los primero en sufrir la pena capital después de la revocación de la moratoria ( que estaba desde el 2000), promulgada por la presidente Gloria Macapagal Arroyo el pasado mes de diciembre.
En torno a la ejecución se ha levantado toda una polvareda de protestas en Filipinas. Según los observadores, la elección de Arroyo es la respuesta a las presiones de lobby ricos e influyentes, con frecuencia victimas de numerosos secuestros y asesinatos. El fenómeno de los secuestros está muy extendido en el país y afecta incluso a familias que están muy cerca de la pobreza, pero que son con frecuencia puntos de mira porque tiene parientes que trabajan en el extranjero y que envían a su patria con las remesas los pequeños ahorros de su trabajo.
El P. Olaguer explica a la Agencia Fides: “Los dos que sufrirán la pena de muerte podrían ser inocentes. Hemos recogido pruebas, documentación y testimonios a su favor. Lo he llevado a la Oficina del Procurador que lo ha examinado y ha pedido a la Corte Suprema un aplazamiento de la ejecución, para buscar nuevas pruebas a favor de los imputados. Según el procurador Persida Rueda-Acosta el caso debe ser reabierto. ¡Con estas dudas no se pueden condenar a muerte a dos hombres! El Padre Olaguer, en calidad de Capellán habla con frecuencia con los dos condenados. Dice a Fides: “Están amargados y aislados, no pueden ver a sus familias. Intento animarlos, contándoles todo nuestro trabajo por salvarles la vida. ¡Todavía hay esperanza!
Mientras tanto la Coalition Against the Death Penalty, que reúne a movimientos y asociaciones civiles y religiosas, está organizando vigilias de oración y manifestaciones en vistas al 30 de enero, aunque todos esperan un aplazamiento de la ejecución.
En estos días se han reunido en asamblea los Obispos filipinos y muchos tienen esperanza en un comunicado oficial de la Conferencia Episcopal sobre el caso de Lara y Licayan. En los días pasados el Obispo auxiliar de Manila, Mons. Socrates Villegas, con ocasión del tercer aniversario de la People Power II, se ha manifestado de nuevo públicamente contra la pena de muerte. En diciembre, los Obispos cursaron un documento en el que reafirmaban su oposición a la medida de la presidenta y la posición de la Iglesia en defensa del valor de la vida.
(PA) (Agencia Fides 23/1/2004 Líneas: 36 Palabras: 518)
