VATICANO - EL CARDENAL PRESIDIÓ EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO LA MISA EN SUFRAGIO DEL ARZOBISPO COURNEY: “LLEVÓ POR LOS CAMINOS DEL MUNDO EL TESTIMONIO DE SU FE RECIA. TRAS LAS HUELLAS DE CRISTO, SE SACRIFICÓ POR EL PUEBLO DE BURUNDI, DONDE EL PAPA LE HABÍA ENVIADO COMO APÓSTOL DE PAZ.

viernes, 9 enero 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado Vaticano, presidió en la tarde el jueves 8 de enero, en el altar de la Cátedra de la Patriarcal Basílica de San Pedro, la Santa Misa en sufragio del Arzobispo Michael Aidan Courtney, Nuncio Apostólico en Burundi, bárbaramente asesinado en una emboscada el 29 de diciembre del 2003.
“Nuestro querido Nuncio Apostólico nos enseñó este arte del vivir cristiano – dijo el Card.Sondano en la homilía - Hijo de la noble tierra irlandesa, él llevó por los caminos del mundo el testimonio de su fe recia. Tras las huellas de Cristo, se sacrificó por el pueblo de Burundi, donde el Papa le había enviado como apóstol de paz. En todos los ángulos de aquel atribulado país, Mons. Micahel ha hecho resonar las palabras que gritó con fuerza el Papa en su histórico viaje a Burundi en septiembre de 1990: “¡Paz, paz! ¡Perdón y amor!” Y el Nuncio Apostólico dio siempre ejemplo de amor a aquel querido pueblo.
Recordando los trágicos sucesos del 29 de diciembre, cuando una mano homicida atentó contra la vida del Nuncio Apostólico en Burundi (“¡Una vez más Caín se alza contra Abel!”) el Card. Sodano recordó que “la comunidad católica de Burundi, conmovida por el trágico evento, se reunió rápidamente en oración, para pedir al Señor el premio de los justos para quien había dado un luminoso testimonio de compromiso apostólico en los tres años de servicio prestado en esa Nunciatura. Los funerales, que tuvieron lugar el pasado miércoles, 31 de diciembre, en la Catedral de Bujumbura, revelan la veneración que tenían hacia Mons. Michael en aquel atormentado país”.
El mensaje de los Obispos de Burundi, difundido en esta dolorosa circunstancia, recuerda el heroico testimonio ofrecido por el Nuncio: “Día y noche, sin descanso, Monseñor Michael Courtney ayudó a los burundeses a restablecer el entendimiento y la concordia por medio del diálogo.... No ahorró ningún esfuerzo por acercar a todos los burundeses, sin excluir a nadie. De este modo, quiso mostrar que no existe otro camino para salvar a nuestro país sino el del diálogo, el del acuerdo y el rechazo definitivo del homicidio y de los asesinatos como medio político”.
El Cardenal Sodano señaló después que la muerte de Mons. Courtney, “nos es sino un puente entre dos vidas, la terrena y la celeste; un puente entre las dos orillas de la existencia humana” y debe ser también motivo de reflexión: “Es un llamada a considerar la vida como una misión que cumplir, como un camino por recorrer, trazado por la Providencia para cada uno de nosotros, teniendo siempre la cintura ceñida y la antorcha encendida”. (SL) (Agencia Fides 9/1/2004 Líneas: 35 palabras: 494)


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